El cuento de la princesa Kaguya (2013) es una de las películas más ambiciosas de Studio Ghibli, no solo por su historia basada en un antiguo cuento japonés, sino por su innovador estilo de animación. Dirigida por Isao Takahata, la película rompió con la estética tradicional del estudio para adoptar un enfoque más pictórico, inspirado en la caligrafía y la pintura sumi-e.
El mayor desafío de la animación fue replicar la espontaneidad y la belleza de los bocetos hechos a mano, manteniendo fluidez en el movimiento. Cada fotograma fue meticulosamente dibujado con líneas suaves y acuarelas difuminadas, lo que requería más tiempo y esfuerzo que la animación digital convencional. Además, los trazos a menudo se dejaban inacabados para dar una sensación más orgánica y emocional.
Otro reto fue la expresividad de los personajes, especialmente Kaguya. En la icónica escena de su huida desesperada del palacio, la animación se vuelve caótica y las líneas parecen romperse, transmitiendo su angustia y desesperación de forma única. Este uso del estilo visual como extensión de la narrativa es una de las mayores fortalezas de la película.
La producción tomó alrededor de 8 años debido a su complejidad técnica y artística. A pesar de los desafíos, el resultado fue una obra maestra visual que mostró que la animación no necesita hiperrealismo para transmitir emociones profundas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario